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Construyo un futuro más saludable y equitativo

Gabriela Montenegro Bethancourt

Crecí en Quetzaltenango, cuna de artistas y grandes maestros de la marimba, y en una familia cuyos valores principales han sido la solidaridad, la responsabilidad y la gratitud. Desde mi infancia cultivé el aprecio por la expresión artística, la valoración de la educación y el estímulo de la curiosidad. 

Soñé con ser escritora y viajar por el mundo. Al crecer mi inclinación persistió, pero se transformó al conocer la realidad de la pobreza y el hambre que existe en Guatemala.  

Mi primera experiencia fue durante mis prácticas como higienista dental, cuando formé parte de una brigada móvil y visitamos escuelas en zonas rurales del altiplano guatemalteco. Me encontré con niños y niñas que presentaban problemas dentales y signos de desnutrición que eran resultado de la combinación de la pobreza en la que vivían. Esta experiencia me despertó una profunda sensibilidad y me movió en búsqueda de soluciones. 

Mi viaje académico comenzó con estudios en nutrición en la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Luego, incursioné en la carrera de investigación en el Centro de Estudios en Sensoriopatías, Senectud e Impedimentos y Alteraciones Metabólicas (CESSIAM), enfocándome en la alimentación de niños en edad escolar y la hidratación. La conexión entre nutrición y salud me llevó a estudiar una maestría en Salud Pública en la Vrije Universiteit de Ámsterdam, Países Bajos. 

Realicé un doctorado en Nutrición en la Universidad de Bonn en Alemania. Mi investigación se centró en temas apasionantes como hidratación, yodo y biomarcadores urinarios, conocimientos que se convirtieron en recursos valiosos para aplicar en Guatemala. 

Al regresar impartí clases en varias universidades, compartiendo mi experiencia y conocimiento. Sin embargo, mi verdadero objetivo era abordar los desafíos nutricionales que aquejan a la población de cara a los indicadores tan deficientes que tiene el país. 

Los reconocimientos internacionales que he recibido como el The Wold Academy of Sciences (TWAS) para jóvenes científicos de la Academia de Ciencias de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO- (2010), y el prestigioso premio para Mujeres Científicas del Mundo en Desarrollo otorgado en el 2023 por OWSD-Elsevier, son un testimonio del poder transformador de la ciencia en contextos desafiantes como el que vivimos en Guatemala. 

Actualmente trabajo en el Centro de Investigación en la Salud Indígena (CISI), en donde reafirmo mi compromiso científico.  Mi enfoque de investigación se ha centrado en los factores que determinan las disparidades nutricionales en poblaciones indígenas, prestando atención a los primeros 1000 días de vida, la inclusión destaca la importancia de empoderar a las mujeres y garantizar el acceso a servicios de salud de calidad. 

Mi carrera como científica me ha permitido contribuir a la creación de condiciones para que la niñez alcance su máximo potencial a través de una nutrición adecuada. En este viaje, he descubierto que la ciencia no solo es un camino hacia el conocimiento, sino también una herramienta para construir un futuro más saludable y equitativo.