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La conquista del espacio desde Guatemala

Cecilia Stefania Marsicovetere Fanjul

Ser mujer joven en Guatemala implica en muchos casos, enfrentar numerosos retos que incluyen luchar por cerrar brechas, ejercer espacios de liderazgo, lograr que nuestra voz se escuche y compartir experiencias. 

Mi propósito siempre fue innovar y formar parte de proyectos que pudieran transformar el mundo. Mi fascinación por aprender me llevó a un dilema de no saber que carrera seguir al dejar el colegio. Finalmente, descubrí que mi anhelo podría encontrar su camino a través de la tecnología, y la ingeniería se reveló como la senda para alcanzar ese propósito. 

Aunque la variedad de disciplinas en ingenierías me llamaba la atención, opté por la mecatrónica en la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), especialmente por su enfoque multidisciplinario y su capacidad para combinar diversos temas que me apasionaban: resolver problemas y encontrar mejores soluciones de impacto para la sociedad guatemalteca.  

Concebí la carrera como una herramienta para marcar la diferencia y contribuir al progreso de mi nación. El espacio siempre fue una fuente inagotable de fascinación para mí, y siempre soñé con la posibilidad de trabajar en el campo aeroespacial. Aunque inicialmente desconocía cómo podría materializar ese deseo y al mismo tiempo contribuir al cambio en mi país, el destino me tenía preparada una sorpresa. 

En 2017, recibí la invitación para formar parte del equipo del proyecto Quetzal-1, el primer nanosatélite guatemalteco llevado al espacio; ¡la emoción que sentí fue abrumadora!; a pesar de las dudas iniciales sobre la viabilidad del proyecto, comprendí que más allá de su complejidad técnica, el Quetzal-1 inspiraría a Guatemala a poder valorar la ciencia y la ingeniería, especialmente tras su lanzamiento exitoso en abril de 2020.  

Centré mi tesis de graduación en el diseño del módulo de potencia, que sirve para alimentar energía eléctrica a todo el Quetzal-1. A su vez, me dediqué activamente a la divulgación de este, convencida de la importancia de fomentar el interés en la ciencia y la ingeniería entre las generaciones presentes y futuras.  

En el año 2021, regresé a la UVG para coordinar el Makerspace D-HIVE, un espacio colaborativo diseñado para crear, aprender, explorar y compartir, que utiliza herramientas manuales y de alta tecnología. Además, lidero el Programa de Mujeres en Ingeniería, para motivar y empoderar a más mujeres a seguir carreras en ingeniería, particularmente aquellas con brechas de género evidentes. 

Tengo el privilegio de formar parte de grandes equipos que han contribuido al desarrollo de la ciencia, llevando el nombre de Guatemala al universo aeroespacial, también ha sido el vehículo para motivar a la niñez y juventud a estudiar carreras enfocadas en ciencias e ingeniería.  

Mi meta es impulsar un mundo donde la diversidad de pensamiento y la innovación sean fuerzas impulsoras del cambio. A través de mi experiencia y dedicación, espero inspirar a más niñas y niños a explorar carreras STEM, construyendo un futuro donde la ciencia y la ingeniería sean herramientas para el progreso y la equidad.